viernes, 3 de agosto de 2012

CAMPEÒN OLÌMPICO DE ESGRIMA LUCE SU MEDALLA EN EL METRO DE LONDRES

imagen de venezolano Limardo  por Chris Scanlon vía twitter

Limardo, el 'rey de espadas' que cambió el carruaje por el metro
AFP

Como si se tratara de un pasajero más, el venezolano Rubén Limardo abordó el metro de Londres llevando sobre su pecho algo que lo hacía especial: la medalla de oro que había ganado con su espada, hasta ahora la hazaña más importante de un latinoamericano en los Juegos-2012.

No hubo un carruaje especial para el nuevo monarca olímpico, pero sí una corte de alegres compatriotas que lo acompañó a la estación de Custom House para tomar un tren expreso hacia Hyde Park, en el centro, donde iniciaría una larga noche de celebración como anticipo de su 27 cumpleaños este viernes.

"Mi mamá me hizo trabajar mucho por esto", dijo a la AFP mientras caminaba por un largo pasillo en la medianoche del miércoles, el día más importante en la vida deportiva de este deportista oriundo de Ciudad Bolívar (sureste), amante de la música salsa, la carne mechada (o ropa vieja) y las películas de acción.

"Yo soy así como me ve, un pana (tipo) chévere, tranquilo", continuó mientras descendía unas cortas escaleras y varios policías que transitaban por el lugar clavaban sus ojos sobre el tesoro que lucía colgado de su cuello. "¡Es el champion!", le dijo uno de sus amigos a los uniformados que apenas sonrieron.

Llega el tren, se abren las puertas, Limardo entra con su bulliciosa corte y comienza la fiesta venezolana en un atestado vagón, donde el murmullo fue inmediato ante la presencia del nuevo 'rey de espadas' de la esgrima olímpica.

El oro sobre su pecho desató un ambiente de celebración especial. No es común ver a un campeón olímpico caminando por la calle, tampoco lo es tomándose el metro, muy lejos de toda aquella majestuosidad que supondría la presencia de un heredero del Olimpo.

"¡Vale... qué hambre que tengo!", expresó entre las risas de su simpático séquito, mientras era cortejado por decenas de pasajeros que le pedían fotos y autógrafos, a los que siempre accedió sin perder la sonrisa que apareció desde que se bajó del tablón tras su victoria ante el noruego Bartosz Piasecki, que representa para su país la segunda dorada de la historia en Juegos Olímpicos.

"Estoy feliz porque entré en la historia grande de mi país. Será algo histórico", anotó mientras seguía repartiendo besos y sonrisas en un vagón cada vez más lleno y sorprendido.

"¡Brother... hasta en las cartillas de educación vas a estar!", le auguró uno de sus amigos en medio de las carcajadas de todos sus compañeros.

Limardo, zurdo en la disciplina pero diestro en su vida diaria, llegará a Venezuela el 6 de agosto, donde espera celebrar ruidosamente "con toda la gente que me apoyó y me sigue apoyando", y luego se irá a Polonia, donde reside habitualmente.

"¡Esto no para hermano! Hay que seguir preparándose, no se pueden dar ventajas", puntualizó.

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